martes, septiembre 30, 2008
viernes, septiembre 26, 2008
lunes, septiembre 22, 2008
jueves, septiembre 18, 2008
Reduccionismo

En la caja meten también conceptos y formas de pensamiento: caja blanca para unos, caja negra para otros, sin importar matices ni relativismos. Si algo les suena mal en una corriente de pensamiento, lo desechan todo sin pensárselo dos veces, pero también sin aprovecharse de lo que pueden aprender de lo que desechan. El mundo entero lo meten en una caja, y nunca lo ven de verdad.
También nosotros coleccionamos cajas, a veces sin quererlo ni saberlo. ¿Cuáles son las cajas que custodio? ¿Qué pensamientos o personas creo haber metido en ellas? Debemos buscarlas y romperlas, sólo así hacemos uso de nuestra capacidad de discernimiento, comparamos, digerimos, seleccionamos, integramos e incluimos, en lugar de excluir, y por tanto seremos capaces de dialogar de verdad, para intentar comprender.
La verdad es que es bastante difícil encontrar algo sin contaminar en este mundo relativo en el que nos movemos más por tanteos e intuiciones que por certezas. Es más, todo lo que se arroga el título de certeza debería de parecernos sospechoso en este mundo de sombras. Sólo en la cabeza de los cuidadores de cajas debería de existir esa certidumbre de pureza y de absolutos que impiden hallarle lo “bueno” a lo “malo”, los bellos dientes al perro muerto, lo que ocultan las etiquetas. Nos perdemos porque siempre andamos buscando purezas y absolutos, en lugar de integrar y de sintetizar el conocimiento, que está en todas partes y viene de todos.En este mundo siempre habrá cuidadores de cajas vacías, cancerberos que estarán dispuestos a despedazarte con sus lindos colmillitos de lobos feroces si intentas destruir sus preconceptos. Lo gracioso es que podemos verlos desde fuera a ellos, custodiando de reojo la caja que crearon y en la que creen habernos metido, porque nunca estuvimos dentro, sino detrás de ella, observándolos.
No ven nada porque ellos mismos se han metido en una caja.
miércoles, septiembre 17, 2008

Atlas y Anteo en contraposición: Anteo que toma su vigor de la Tierra madre de la cual es parásito y Atlas que da vigor a la Tierra y la carga a espaldas [...]
... desde el lado de la sombra, y muy dentro de la penumbra, muchas que no son estrellas constelan el espacio. Sublimados aparecen a ratos los instintos acreditados como luminosas adquisiciones de la conciencia; sacrificios que no son sino esclavitudes; heroísmos de cobardes héroes; altruismos de mezquinos; grandezas de apocados; purezas de impuros [...]
... Atlas, que es el guerrero al servicio del Bien, sabe perfectamente que el Anteo sólo puede ser vencido levantándole en el espacio: separándole del contacto con la Tierra que lo vigoriza; separándole calculadamente del Mal. Todo esto es hablar en símbolos para hacer trabajar la intuición, madre de la comprensión.
Salarrué
Conjeturas en la penumbra
lunes, septiembre 15, 2008
ESPADA DE LUZ

domingo, septiembre 14, 2008
A nuestro Loto Blanco Salarrué, el más grande teósofo-artista, el mejor narrador que ha parido El Salvador

jueves, septiembre 11, 2008
Pero has caído en un género difícil de vida y sin saberlo tú la fortuna, o pública o privada, te tendió un lazo que no puedes ni desatar ni romper. Considera que los presos al principio soportan mal los pesos y cadenas que impiden sus pasos, pero cuando se proponen no indignarse contra ellos, sino soportarlos, la necesidad les enseña a llevarlos con fortaleza y la costumbre con facilidad. En cualquier género de vida encuentras placeres, compensaciones y deleites, si quieres pensar que los males son leves mejor que hacerlos insoportables. Por ningún título se nos hizo tan acreedora la naturaleza como por haber encontrado, sabiendo las desgracias para las que nacíamos, un alivio a las calamidades en la costumbre, convirtiendo pronto en familiares las más pesadas. Nadie resistiría si las cosas adversas tuvieran la misma fuerza al hacerse asiduas que en el primer choque. Todos estamos atados a la fortuna, unos con cadena dorada y floja, otros con estrecha y fea, pero ¿qué más da? En la misma cárcel estamos todos y también son presos los mismos que aprisionaron, a no ser que pienses que es más liviana la cadena en la mano izquierda. A unos atan los honores; a otros las riquezas; a unos agobia la notoriedad, a otros, la bajeza; unos doblegan la cabeza a la tiranía ajena; otros a la propia; a unos los detiene en un lugar el destierro, a otros el sacerdocio. Toda la vida es servidumbre. Hay que acostumbrarse, por lo tanto, a la condición propia y, sin quejarse de ella lo más mínimo, aprovechar la comodidad que se tenga alrededor; nada hay tan acerbo en que no encuentre consuelo un ánimo ecuánime. Muchas veces
áreas pequeñas quedaron abiertas para muchos usos por el arte del arquitecto y aunque el lugar sea angosto, lo hace habitable una buena disposición. Usa de tu razón en las dificultades; pueden suavizarse las cosas duras y ampliarse las estrechas y abrumar menos las pesadas, si se saben llevar.
Acostumbrémonos a apartar de nosotros el lujo y a apreciar las cosas por su utilidad y no por lo que adornen. La comida aplaque el hambre; la bebida, la sed: el placer fluya por donde es necesario; aprendamos a apoyarnos en nuestros mismos miembros, ajustemos nuestro comer y vestir no a los nuevos ejemplos, sino como nos enseñan las costumbres de nuestros mayores: aprendamos a aumentar la continencia, a refrenar la lujuria, a mitigar el ansia de gloria, a suavizar la ira, a mirar con buenos ojos la pobreza, a cultivar la frugalidad, aunque avergüence a muchos, empleando remedios cada vez menos costosos para los deseos naturales, teniendo refrenadas las esperanzas y como atado el ánimo que tiende hacia lo futuro y obrando de manera que nos vengan las riquezas de nosotros mismos y no de la fortuna. [...] Siempre es vicioso lo que es demasiado.