lunes, mayo 29, 2006

LAS EMOCIONES NEGATIVAS


Suena extraño, pero es importantísimo entender que todas las emociones negativas son absolutamente inútiles... sólo desperdician energía y crean ilusiones desagradables. Incluso, pueden destruir la salud física.
Podemos liberarnos de las emociones negativas..., no son obligatorias... Pertenecen a un centro artificial en nosotros, que creamos en la infancia, imitando a la gente con emociones negativas que nos rodea.
Tenemos demasiados puntos de vista equivocados acerca de las emociones negativas; las encontramos necesarias, o bellas, o nobles; las glorificamos, etc. Debemos librarnos de todo eso.
En la base de las emociones negativas yace generalmente una suerte de autoindulgencia, uno se consiente.
Siendo totalmente inútiles y habiendo sido creadas artificialemente por la imaginación y por la identificación, se pueden destruir sin que ocasionen ninguna pérdida.
El hombre debe sacrificar su sufrimiento.
¿Qué le pasaría a toda nuestra vida, sin emociones negativas? ¿Qué le pasaría a lo que llamamos arte, al teatro, al drama, a la mayoría de las novelas?
Con ayuda de la lectura, del cine etc., un niño de unos 10 años ya conoce toda la gama de emociones negativas y puede imaginarlas, reproducirlas e identificarse con ellas tan bien como un adulto.
En los adultos las emociones negativas están apoyadas por la constante justificación y glorificación que de ellas hacen la literatura y el arte, y por la autojustificación y autoindulgencia personal. Autocompasión y egoísmo.
P. D. Ouspensky
("El Cuarto Camino"; "Psicología de la posible evolución del hombre").

TRES... DE SCHOPENHAUER


1. El que en estas materias admira cualquier locura, en lugar de censurarla, acaba por imitarla.
2. Para mejor refrenar la fantasía, como lo recomendamos, no hay que permitirle evocar y representarse con viveza agravios, daños, pérdidas, ofensas, humillaciones, vejaciones, etc., sufridas en el pasado, porque con eso agitamos de nuevo la indignación, la cólera y tantas otras pasiones odiosas, por mucho tiempo aplacadas, que vuelven a infectar nuestra alma. Según una bella comparación del neoplatónico Proclo, así como se encuentra en cada ciudad, al lado de los nobles y de las personas distinguidas, el populacho más ínfimo "vulgar" [el hombre-masa, diría Ortega], asimismo, en todo hombre, aun en el más noble y el más elevado, se encuantra el elemento bajo y vulgar de la naturaleza bestial. Este populacho no debe ser excitado al tumulto; no hay que permitirle tampoco asomarse a las ventanas, porque su aspecto es muy feo.
3. Así como algunos objetos diminutos, poniéndolos muy cerca del ojo, acortan el campo de la visión y ocultan el mundo exterior, así también, los hombres y las cosas de nuestra vecindad más próxima, aun cuando fuesen los más insignificantes y los más indiferentes [no se sienta solo si en este punto piensa en los políticos nacionales y en el constante martilleo de los medios en torno a ellos], ocuparán a menudo nuestra atención y nuestros pensamientos más de lo conveniente, y alejarán ideas y asuntos importantes. Hay que reaccionar contra esta tendencia.
[los corchetes son míos]

martes, mayo 23, 2006

ALGUNOS VIDEO-CLIPS DE KRISHNAMURTI

En esta dirección encontrará algunos video-clips de Krishnamurti. No deje de verlos mes a mes.

lunes, mayo 22, 2006

Sobre los CAMINOS


De un librito Zen:
Un discípulo le preguntó a su maestro: maestro, ¿cuál es el camino? Y el maestro le respondió: Sigue caminando.

Para Krishnamurti:
La verdad es una tierra sin caminos.

De Salarrué:
La verdad es que un camino no se puede detener.

¿Tienes otros?

¿Pensar?


Al niño no debe enseñársele qué pensar, sino cómo pensar; debe despojársele de su condicionamiento, para que "se resista a convertirse en un patrón de mediocridad".
Krishnamurti

jueves, mayo 18, 2006

SER... PARECER


"Poco importa la raza, el credo, etc., al que pertenece un individuo: porque si comienza a despertar interiormente, esas denominaciones de su aparicencia externa dejan de importar ante el alza de sus valores internos, que están más allá de todas las fronteras y corralillos".
JAL

miércoles, mayo 17, 2006

HITTORIA DE LA CREASIÓN DER MUNDO EN VERSIÓN GADITANA

Ar prinsipio to era oscuridá y Dió nuetro señó creó la lú. Asín le quedó to enfocao, pero no había casi de ná y era aburrío.
Entonse se rascó la cabeza y se dijo:
-Joé qué muermo, ví a creá argo má grasioso.
Y hiso las planta vegetale y los yerbajo.
Pero entoavía era soso er mundo y Dió se jartaba de eshar siesta porque aún se aburría.
-Yastá -pensó-, haré lo animale pa que se meneen un poquiyo y me den argo de chou espestacular.
Y hiso lo bishos.
Le salieron de to los tamaño y colore y pelúo s y plumaos y carvos y con pata y sin pata y con diente y sin diente y manso y cabrone y de tó asín en generá.
Aluego lo que pasó es que Dió nuetro señó no sabía cómo repartirlos pol planeta, que era entonse un paraíso terrená bastante apañao, y desidió lo siguiente:
Los tiró a tos al mar oseánico:
A los que nadaron los llamó pescaos y setáceos. A los que se cagaron de mieo y se liaron a nadar como locos hasta la orilla los llamó animale terrestre pulmonare. A los que se salieron del agua volando y se escondieron en lo árbole los llamó pájaro voladore. Y a los que se ajogaron los llamó
cadávere.
Pero aún asín, Dió el supremo creadó del universo, se seguía aburriendo. Y por eso hiso al hombre.
El hombre estaba solo y se mataba a pajillas, se refrotaba lo árboles como un oso y le salían roncha en el nabo genitá. Fué asín que le pidió a Dió que le haciera una pareja como lo demás bicho, que estaban tós ennoviaos meno él.
Dió se compadeció y le arrancó de cuajo una costilla. Adán, que se llamaba el tío, se retorció como un sarmiento. Y si no, probar de arrancarse una costilla y veréi.
Y con la costilla le fabricó una hembra que se llamó Evarista, pero la yamaban familiarmente Eva pa que fuera má corto.
Adán y Eva se jartaban de foyá. Pero como tó lo repetío cansa, el Adán ar cabo de do año, ya se liaba con toas las mona y la oveja y la marrana del paraíso, con lo cuar la Eva le pidió la separación mu enfadá. Como no estaban casaos no se pudieron de separá y siguieron a lo suyo.
Pero al cabo del tiempo, el Dió topoderoso, se vorvió a de aburrí, y se le ocurrió que pa que no fuera tó tan fásil en el paraíso, se tenía que inventá argo pa darle emosión.
Entonse se sacó una ley que desía que to lo que había en el paraíso se podía comé menos la manzana.
Y estando un día la Eva y el Adán tocándose lo güebo como siempre debajo de una higuera, aparesío por entre las rama una serpiente gorda, maja y jermosa que venía a ofreserle una mansana cojonuda golden pa que la probaran.
El Adán y la Eva que vieron aquello de una serpiente con una mansana en la boca, le atisaron un peñazo y se la hisieron al hormo.
Dió nuetro señó se dio cuenta de que le habían desobedesío y antonse mandó un angelote antidisturbio con porra de fuego y casco de pluma para que lo espurzara del paraíso terrená y se fueran a tomar por culo.
Y ahí sacabó la buena vida. La que hay ahora ya la conoséi ustede.
Y no me quiero poné de pesao, pero asín fue la cosa y por eso nos va como nos va...
(Anónimo)

martes, mayo 16, 2006

VIVIR EN...


los ecos de mis latidos cardíacos en
los cerrares de los párpados cuando se ve un paisaje en
las dispensas de trámites entre sorbo y sorbo del
café con leche en los
poros de una tarde caliente en
los silencios y pausas de una charla casual
entre este espacio y el otro en
una tachadura entre la negación de lo posible en la ausencia
de mí
en todos

lunes, mayo 15, 2006

Palabra de Dios

Despues de una platica con mau:

escribi...

La palabra seduce, excita, atrapa y muchas veces convence, pero la sola palabra favorece la desiluminacion del ser.
Para que esta sea verdadera, debe alimentarse de algo real, de algo que no es extra, no del placer que se siente al pronunciar la frase; ni del efecto que pueda provocar...

domingo, mayo 14, 2006


En busca de alivio volví a los pliegues de mis pantalones. "Estas son las cosas que deberíamos mirar. Cosas sin pretensiones, satisfechas de ser meramente ellas mismas, contentas de su identidad, no dedicadas a representar un papel, no empeñadas a representar un papel, no empeñadas locamente en andar solas, aisladas del Dharma-Cuerpo, en luciferino desafío a la gracia de Dios."
Aldous Huxley Las puertas de la percepción.

EXTRACTOS DE...


El Lobo Estepario (Herman Hesse)

2.

- En todos estos sacudimientos de mi vida salía al final ganando alguna cosa, eso no podía negarse, algo de espiritualidad, de profundidad, de liberación; pero también algo de soledad, de ser incomprendido, de desaliento. Mirada desde el punto de vista burgués, mi vida había sido, de una a otra de estas sacudidas, un constante descenso, una distancia cada vez mayor de lo normal, de lo permitido, de lo saludable. En el curso de los años había perdido profesión, familia y patria; estaba al margen de todos los grupos sociales, solo, amado de nadie, mirado por muchos con desconfianza, en conflicto amargo y constante con la opinión pública y con la moral; y aunque seguía viviendo todavía dentro del marco burgués era yo, sin embargo, con todo mi sentir y mi pensar, un extraño en medio de este mundo. Religión, patria, familia, Estado, habían perdido su valor para mí y no me importaban ya nada; la pedantería de la ciencia, de las profesiones, de las artes, me daba asco; mis puntos de vista, mi gusto, toda mi manera de pensar, con la cual yo en otro tiempo había sabido brillar como un hombre de talento y admirado, estaba ahora olvidada y en abandono y era sospechosa a la gente. Aunque en todas mis dolorosas transformaciones hubiera ganado algo invisible e imponderable, caro había tenido que pagarlo, y de una a otra vez mi vida se había vuelto más dura, más difícil, más solitaria y peligrosa. En verdad que no tenía ningún motivo para desear una continuación de este camino, que me llevaba a atmósferas cada vez más enrarecidas, iguales a aquel humo en la canción de otoño de Nietzsche… ¿Todo este tormento, toda esta errante miseria, todos estos aspectos de la bajeza y poco valor del propio yo, todo este terrible miedo ante la derrota, toda esta angustia de muerte? ¿No era más prudente y sencillo evitar la repetición de tantos sufrimientos, quitarse de en medio?..., ¿no estaba yo hacía ya muchísimo tiempo bastante alejado de la vida de todos los hombres, de la existencia y del pensamiento de las personas normales, no estaba yo hacía muchísimo tiempo bastante apartado y loco? Y, sin embargo, en lo más íntimo de mi ser comprendía perfectamente la llamada, la invitación a estar loco, a arrojar lejos de mí la razón, el obstáculo, el sentido burgués, a entregarme al mundo hondamente agitado y sin leyes del espíritu y de la fantasía. …Dondequiera que mirara, dondequiera que enviase mis pensamientos, en parte alguna me aguardaba una alegría ni un atractivo, en parte alguna atisbaba una seducción, todo hedía a corrupción manida, a putrefacta medioconformidad, todo era viejo, marchito, pardo, macilento, agotado. Santo Dios, ¿cómo era posible? ¿Cómo había podido yo llegar a tal extremo, yo, el joven lleno de entusiasmo, el poeta, el amigo de las musas, el infatigable viajero, el ardoroso idealista? ¿Cómo había venido esto tan lenta y solapadamente sobre mí, esta paralización, este odio contra la propia persona y contra los demás, esta cerrazón de todos los sentimientos, este maligno y profundo fastidio, este infierno miserable de la falta de corazón y de la desesperanza?... lo mismo que yo ahora me visto y salgo a la calle, voy a visitar al profesor y cambio con él galanterías, todo ello realmente sin querer, así hacen, viven y actúan un día y otro, a todas horas, la mayor parte de los hombres; a la fuerza y, en realidad, sin quererlo, hacen visitas, sostienen una conversación, están horas enteras sentados en sus negociados y oficinas, todo a la fuerza, mecánicamente, sin apetecerlo: todo podía ser realizado lo mismo por máquinas o dejar de realizarse. Y esta mecánica eternamente ininterrumpida es lo que les impide, igual que a mí, ejercer la crítica sobre la propia vida, reconocer y sentir su estupidez y ligereza, su insignificancia horrorosamente ridícula, su tristeza y su irremediable vanidad. ¡Oh, y tienen razón, infinita razón, los hombres en vivir así, en jugar sus jueguecitos, en afanarse por esas sus cosas importantes, en lugar de defenderse contra la entristecedora mecánica y mirar desesperados en el vacío, como hago yo, hombre descarriado! Cuando en estas hojas desprecio a veces y hasta ridiculizo a los hombres, ¡no crea por eso nadie que les achaco la culpa, que los acuso, que quisiera hacer responsables a otros de mi propia miseria! ¡Pero yo, que ya he llegado tan allá que estoy al borde de la vida, donde se cae en la oscuridad sin fondo, cometo una injusticia y miento si trato de engañarme a mí mismo y a los demás, de que esta mecánica aún sigue funcionando para mí, como si yo también perteneciera todavía a aquel lindo mundo infantil del eterno Jugueteo!

- Mozart… No se dio nunca tanta importancia. Cantó sus divinas melodías, fue pobre y se murió pronto, en la miseria y mal conocido.

- La eternidad es un instante, lo suficientemente largo para una broma.

- Para ser devoto se necesita tiempo, mejor dicho, se necesita algo más: independencia de tiempo. No puedes ser seriamente devoto y a la vez vivir en la realidad y, además, tomarla en serio.

- Lo principal de aquella idea antigua, la irrealidad del tiempo no ha sido observada aún por la técnica, pero al fin será «descubierta» naturalmente también y se les vendrá a las manos a los laboriosos ingenieros. Se descubrirá acaso ya muy pronto, que no sólo nos rodean constantemente las imágenes y los sucesos actuales, del momento, como por ejemplo se puede oír en Francfort o en Zurich la música de París o de Berlín, sino que todo lo que alguna vez haya existido quede de igual modo registrado por completo y existente, y que nosotros seguramente un buen día, con o sin hilos, con o sin ruidos perturbadores, oiremos hablar al rey Salomón y a Walter von der Vogelweide. Y que todo esto, lo mismo que hoy los primeros pasos de la radio, sólo servirá al hombre para huir de sí mismo y de su fin y para revestirse de una red cada vez más espesa de distracción y de inútil estar ocupado.

- Pero si para divertirte necesitas el permiso de los demás, entonces eres verdaderamente un pobre diablo.

- Observa cualquier animal… ni siquiera un solo animal está violento o nave lo que ha de hacer y cómo ha de conducirse. No quieren adularte, no pretenden imponérsete. No hay comedia. Son como son.

- Meditar una hora, entrar un rato dentro de sí e inquirir hasta qué punto tiene uno parte y es corresponsable en el desorden y en la maldad del mundo; mira, eso no lo quiere nadie.

- Es mucho más superficial, Harry, que luches por algo bueno e ideal y creas que has de conseguirlo.

- Siempre hay alguna de esas personas que pide a la vida lo más elevado y a quien no puede satisfacer la insulsez y rudeza de ambiente.

- A mi juicio no sirve de nada hablar de música. Yo no hablo nunca de música. ¿Qué hubiese podido responderle yo a sus palabras tan inteligentes y apropiadas? Usted tenía tanta razón en todo lo que decía... Pero vea usted, yo soy músico y no erudito, y no creo que en música el tener razón tenga el menor valor. En música no se trata de que uno tenga razón, de que se tenga gusto y educación y todas esas cosas… Se trata de hacer música, señor Haller, de hacer música tan bien, tanta y tan intensiva, como sea posible.

- También esta dicha es estéril. Satisface, pero la satisfacción no es alimento para mí. Adormece al lobo estepario, lo sacia. Pero no es felicidad para morir por ella.

- Cuando la dicha me deja alguna vez una hora de tiempo para estar despierto, para sentir anhelos íntimos, entonces todo mi anhelo no se cifra en conservar por siempre esta ventura.

- Tú, Harry, has sido un artista y un pensador, un hombre lleno de alegría y de fe, siempre tras la huella de lo grande y de lo eterno, nunca satisfecho con lo bonito y 10 minúsculo. Pero cuanto más te ha despertado la vida y te ha conducido hacia ti mismo, más ha ido aumentando tu miseria y tanto más hondamente te has sumido hasta el cuello en pesares, temor y desesperanza, y todo lo que tú en otro tiempo has conocido, amado y venerado como hermoso y santo, toda tu antigua fe en los hombres y en nuestro alto destino, no ha podido ayudarte, ha perdido su valor y se ha hecho añicos. Tu fe ya no tenía aire para respirar. Y la asfixia es una muerte muy dura. ¿Es exacto Harry? ¿Es ésta tu suerte?... Tú llevabas dentro de ti una imagen de la vida, estabas dispuesto a hechos, a sufrimientos y sacrificios, y entonces fuiste notando poco a poco que el mundo no exigía de ti hechos ningunos, ni sacrificios, ni nada de eso, que la vida no es una epopeya con figuras de héroes y cosas por el estilo, sino una buena habitación burguesa, en donde uno está perfectamente satisfecho con la comida y la bebida, con el café y la calceta, con el juego de tarot y la música de la radio. Y el que ama y lleva dentro de silo otro, lo heroico y bello, la veneración de los grandes poetas o la veneración de los santos, ése es un necio y un quijote. Bueno. ¡Y a mí me ha ocurrido exactamente lo mismo, amigo mío! Yo era una muchacha de buenas disposiciones y destinada a vivir con arreglo a un elevado modelo, a tener para conmigo grandes exigencias, a cumplir dignos cometidos. Podía tomar sobre mí un gran papel, ser la mujer de un rey, la querida de un revolucionario, la hermana de un genio, la madre de un mártir. Y la vida no me ha permitido más que llegar a ser una cortesana de mediano buen gusto; ¡ya esto solo se ha hecho bastante difícil! Así me ha sucedido. Estuve una temporada inconsolable, y durante mucho tiempo busqué en mí la culpa. La vida, pensé, ha de tener al fin razón siempre; y si la vida se burlaba de mis hermosos sueños, habrán sido necios mis sueños, decía yo, y no habrán tenido razón. Pero esta consideración no servía de nada absolutamente. Y como yo tenía buenos ojos, y buenos oídos y era además un tanto curiosa, me fijé con todo interés en la llamada vida, en mis vecinos y en mis amistades, medio centenar largo de personas y de destinos, y entonces vi, Harry, que mis sueños habían tenido razón, mil veces razón, lo mismo que los tuyos. Pero la vida, la realidad, no la tenía. Que una mujer de mi especie no tuviera otra opción que envejecer pobre y absurdamente junto a una máquina de escribir al servicio de un ganadineros, o casarse con uno de estos ganadineros por su posición, o si no, convertirse en una especie de meretriz, eso era tan poco justo como que un hombre como tú tenga, solitario, receloso y desesperado, que echar mano de la navaja de afeitar. En mí era la miseria quizá más material y moral; en ti, más espiritual; la senda era la misma. ¿Crees que no soy capaz de comprender tu terror ante el fox­trot, tu repugnancia hacia los bares y los locales de baile, tu resistencia contra la música de jazz y todas estas cosas? Demasiado bien lo comprendo, y lo mismo tu aversión a la política, tu tristeza por la palabrería y el irresponsable hacer que hacemos de los partidos y de la Prensa, tu desesperación por la guerra, por la pasada y por la venidera, por la manera cómo hoy se piensa, se lee, se construye, se hace música, se celebran fiestas, se promueve la cultura. Tienes razón, lobo estepario, mil veces razón, y, sin embargo, has de sucumbir. Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de mas. El que hoy quiera vivir y alegrarse de su vida, no ha de ser un hombre como tú ni como yo. El que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión, para ése no es hogar este bonito mundo que padecemos...

­¿Siempre así como hoy? ¿Siempre sólo un mundo para políticos, arrivistas, camareros y vividores, y sin aire para las personas?
­No lo sé, nadie lo sabe. Además, da lo mismo. Pero yo pienso ahora en tu favorito, amigo mío, del cual me has referido a veces muchas cosas y hasta que has leído sus cartas: de Mozart. ¿Qué ocurriría con él? ¿Quién gobernó el mundo en su época, quién se llevó la espuma, quién daba el tono y representaba algo: Mozart o los negociantes, Mozart o los hombres adocenados y superficiales? ¿Y cómo murió y fue enterrado? Y así, pienso yo que ha sido acaso siempre y que siempre será lo mismo, y lo que en los colegios se llama «Historia Universal» y allí hay que aprendérselo de memoria para la cultura, con todos los héroes, genios, grandes acciones y sentimientos, eso es sencillamente una superchería, inventada por los maestros de escuela, para fines de ilustración y para que los niños durante los años prescritos tengan algo en qué ocuparse. Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte.
­¿Fuera de eso, nada en absoluto?
­Si, la eternidad.
­¿Quieres decir el nombre, la fama para edades futuras?
­No, lobito; la fama, no. ¿Tiene ésta, acaso, algún valor? ¿Y crees tú por ventura que todos los hombres realmente verdaderos y completos han alcanzado la celebridad y son conocidos de las generaciones posteriores?
­No; naturalmente que no.
­Por consiguiente, la fama no es. La fama sólo existe también para la ilustración, es un asunto de los maestros de escuela. La fama no lo es, ¡oh, no! Lo es lo que yo llamo la eternidad. Los místicos lo llaman el reino de Dios. Yo me imagino que nosotros los hombres todos, los de mayores exigencias, nosotros los de los anhelos, los de la dimensión de más, no podríamos vivir en absoluto si para respirar, además del aire de este mundo, no hubiese también otro aire, si además del tiempo no existiese también la eternidad, y ésta es el reino de lo puro. A él pertenecen la música de Mozart y las poesías de los grandes poetas; a él pertenecen también los santos, que hicieron milagros y sufrieron el martirio y dieron un gran ejemplo a los hombres. Pero también pertenece del mismo modo a la eternidad la imagen de cualquier acción noble, la fuerza de todo sentimiento puro, aun cuando nadie sepa nada de ello, ni lo vea, ni lo escriba, ni lo conserve para la posteridad. En lo eterno no hay futuro, no hay más que presente.
…el reino más allá del tiempo y de la apariencia. Allá pertenecemos nosotros, allí está nuestra patria, hacia ella tiende nuestro corazón, lobo estepario, y por eso anhelamos la muerte.¡Ah, Harry, nos vemos precisados a taconear por tanta basura y por tanta idiotez para poder llegar a nuestra casa! Y no tenemos a nadie que nos lleve; nuestro único guía es nuestro anhelo nostálgico.

sábado, mayo 13, 2006

EXTRACTOS DE...


El lobo estepario (Herman Hesse)

1.

- ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención?... si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco.

- La huella de oro había relampagueado, me había hecho recordar lo eterno.... Podía volver a respirar una hora, podía vivir, podía existir, no necesitaba sufrir tormentos, ni tener miedo, ni avergonzarme.
…Oh, ¡si yo hubiese tenido ahora un amigo, un amigo en una bohardilla cualquiera, ocupado en cualquier cosa a la luz de una bujía y con un violín por allí en cualquier lado! ¡Cómo me hubiese deslizado hasta su callado refugio nocturno, hubiera trepado sin hacer ruido por las revueltas de la escalera y lo hubiera sorprendido, celebrando en su compañía con el diálogo y la música dos horas celestiales aquella noche.
Mi pequeña ficción de hogar… Soledad era independencia, yo me la había deseado y la había conseguido al cabo de largos años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en que se mueven las estrellas.

- «Buenas noches, tapia; yo no te despierto. El tiempo vendrá en que te derribarán, te llenarán de codiciosos anuncios comerciales, pero entretanto aún estás ahí, aún eres bella y callada y me gustas».

- El hombre tiene la facultad de entregarse por entero a lo espiritual, al intento de aproximación a lo divino, al ideal de los santos. Tiene también, por el contrario, la facultad de entregarse por completo a la vida del instinto, a los apetitos sensuales y de dirigir todo su afán a la obtención de placeres del momento. Uno de los caminos acaba en el santo, en el mártir del espíritu, en la propia renunciación y sacrificio por amor a Dios. El otro camino acaba en el libertino, en el mártir de los instintos, en el propio sacrificio en aras de la descomposición y el aniquilamiento. Ahora bien, el burgués trata de vivir en un término medio confortable entre ambas sendas. Nunca habrá de sacrificarse o de entregarse ni a la embriaguez ni al ascetismo, nunca será mártir ni consentirá en su aniquilamiento. Al contrario, su ideal no es sacrificio, sino conservación del yo, su afán no se dirige ni a la santidad ni a lo contrario; la incondicionalidad le es insoportable; sí quiere servir a Dios, pero también a los placeres del mundo; sí quiere ser virtuoso, pero al mismo tiempo pasarlo en la tierra un poquito bien y con comodidad. En resumen, trata de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas, y esto lo consigue, desde luego, aun a costa de aquella intensidad de vida y de sensaciones que proporciona una existencia enfocada hacia lo incondicional y extremo. Intensivamente no se puede vivir más que a costa del yo. Pero el burgués no estima nada tanto como al yo (claro que un yo desarrollado sólo rudimentariamente). A costa de la intensidad alcanza seguridad y conservación; en vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable. El burgués es consiguientemente por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación.
Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable, no puede sostenerse, que por razón de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes. Sin embargo, vemos que, aunque en tiempos de los gobiernos de naturalezas muy vigorosas el ciudadano burgués es inmediatamente aplastado contra la pared, no perece nunca, y a veces hasta se nos antoja que domina en el mundo. ¿Cómo es esto posible? Ni el gran número de sus rebaños, ni la virtud, ni el common sense, ni la organización serían lo bastante fuertes para salvarlo de la derrota. No hay medicina en el mundo que pueda sostener a quien tiene la intensidad vital tan debilitada desde el principio. Y sin embargo, la burguesía vive, es poderosa y próspera. ¿Por qué?
La respuesta es la siguiente: por los lobos esteparios. En efecto, la fuerza vital de la burguesía no descansa en modo alguno sobre las cualidades de sus miembros normales, sino sobre las de los extraordinariamente numerosos outsiders que puede contener aquélla gracias a lo desdibujado y a la elasticidad de sus ideales. Viven siempre dentro de la burguesía una gran cantidad de temperamentos vigorosos y fieros. Nuestro lobo estepario, Harry, es un ejemplo característico. Él, que se ha individualizado mucho más allá de la medida posible a un hombre burgués, que conoce las delicias de la meditación, igual que las tenebrosas alegrías del odio a todo y a sí mismo, que desprecia la ley, la virtud y el common sense es un adepto forzoso de la burguesía y no puede sustraerse a ella. Y así acampan en torno de la masa burguesa, verdadera y auténtica, grandes sectores de la humanidad, muchos millares de vidas y de inteligencias, cada una de las cuales, aunque se sale del marco de la burguesía y estaría llamada a una vida de incondicionalidades, es, sin embargo, atraída por sentimientos infantiles hacia las formas burguesas y contagiada un tanto de su debilitación en la intensidad vital, se aferra de cierta manera a la burguesía, quedando de algún modo sujeta, sometida y obligada a ella. Pues a ésta le cuadra, a la inversa, el principio de los poderosos: «Quien no está contra mí, está conmigo.»
Si examinamos en este aspecto el alma del lobo estepario, se nos manifiesta éste como un hombre al cual su grado elevado de individuación lo clasifica ya entre los no burgueses, pues toda individuación superior se orienta hacia el yo y propende luego a su aniquilamiento. Vemos cómo siente dentro de sí fuertes estímulos, tanto hacia la santidad como hacia el libertinaje, pero a causa de alguna debilitación o pereza no pudo dar el salto en el insondable espacio vacío, quedando ligado al pesado astro materno de la burguesía. Esta es su situación en el Universo, éste su atadero. La inmensa mayoría de los intelectuales, la mayor parte de los artistas pertenecen a este tipo. Únicamente los más vigorosos de ellos traspasan la atmósfera de la tierra burguesa y llegan al cosmos, todos los demás se resignan o transigen, desprecian la burguesía y pertenecen a ella sin embargo, la robustecen y glorifican, al tener que acabar por afirmaría para poder seguir viviendo. Estas numerosas existencias no llegan a lo trágico, pero sí a un infortunio y a una desventura muy considerables, en cuyo infierno han de cocerse y fructificar sus talentos. Los pocos que consiguen desgarrarse con violencia, logran lo absoluto y sucumben de manera admirable; son los trágicos, su número es reducido. Pero a los otros, a los que permanecen sometidos, cuyos talentos son con frecuencia objeto de grandes honores por parte de la burguesía, a éstos les está abierto un tercer imperio, un mundo imaginario, pero soberano: estos mártires perpetuos, a los cuales les es negada la potencia necesaria para lo trágico, para abrirse camino hasta los espacios siderales, que se sienten llamados hacia lo absoluto y, sin embargo, no pueden vivir en él: a ellos se les ofrece, cuando su espíritu se ha fortalecido y se ha hecho elástico en el sufrimiento, la salida acomodaticia al humorismo… Para alcanzar esto o acaso para, al final, poder todavía osar el salto en el espacio, tendría un lobo estepario así que enfrentarse alguna vez consigo mismo, mirar hondamente en el caos de la propia alma y llegar a la plena conciencia de sí. Su existencia enigmática se le revelaría al instante en su plena invariabilidad, y a partir de entonces sería imposible volver a refugiarse una y otra vez desde el infierno de sus instintos en los consuelos filosófico­sentimentales, y de éstos en el ciego torbellino de su esencia lobuna. El hombre y el lobo se verían obligados a reconocerse mutuamente, sin caretas sentimentales engañosas, y a mirarse fijamente a los ojos. Entonces, o bien explotarían, disgregándose para siempre, de modo que se acabara el lobo estepario, o bien concertarían un matrimonio de razón a la luz naciente del humorismo.
Es posible que Harry se encuentre un día ante esta última posibilidad. Es posible que un día llegue a reconocerse, bien porque caiga en sus manos uno de nuestros pequeños espejos, o porque tropiece con los inmortales, o porque encuentre quizás en uno de nuestros teatros de magia aquello que necesita para la liberación de su alma abandonada en la miseria. Mil posibilidades así lo aguardan, su destino las atrae con fuerza irresistible, todos estos individuos al margen de la burguesía viven en la atmósfera de estas posibilidades. Una insignificancia basta, y surge la chispa.

- Harry no está compuesto de dos seres, sino de ciento, de millares. Su vida oscila (como la vida de todos los hombres) no ya entre dos polos, por ejemplo el instinto y el alma, o el santo y el libertino, sino que oscila entre millares, entre incontables pares de polos.
Pero de un modo tan simple como en nuestros pensamientos, de un modo tan grosero como en nuestro ingenuo lenguaje, no ocurren las cosas en la vida, y Harry se engaña doblemente al aplicar esta teoría primitiva del lobo. Tememos que Harry atribuya ya al hombre regiones enteras de su alma que aún están muy distantes del hombre, y en cambio al lobo partes de su ser que hace ya mucho se han salido de la fiera.
…El hombre…es más bien un ensayo y una transición; no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza, en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo. Lo que los hombres, la mayor parte de las veces, entienden bajo el concepto «hombre», es siempre no más que un transitorio convencionalismo burgués. Ciertos instintos muy rudos son rechazados y prohibidos por este convencionalismo; se pide un poco de conciencia, de civilidad y desbestialización, una pequeña porción de espíritu no sólo se permite, sino que es necesaria. El «hombre» de esta convención es, como todo ideal burgués, un compromiso, un tímido ensayo de ingenua travesura para frustrar tanto a la perversa madre primitiva Naturaleza como al molesto padre primitivo Espíritu en sus vehementes exigencias, y lograr vivir en un término medio entre ellos. Por esto permite y tolera el burgués eso que llama «personalidad» …Harry… Aun teniendo más conciencia del fin de la encarnación que los burgueses, cierra, sin embargo, los ojos y no quiere saber que el apego desesperado al yo, el desesperado no querer morir, es el camino más seguro para la muerte eterna, en tanto que sabe morir, rasgar el velo del arcano, ir buscando eternamente mutaciones al yo, conduce a la inmortalidad. Cuando adora a sus favoritos entre los inmortales, por ejemplo a Mozart, no lo mira en último término nunca sino con ojos de burgués, y tiende a explicarse doctoralmente la perfección de Mozart sólo por sus altas dotes de músico, en lugar de por la grandeza de su abnegación, paciencia en el sufrimiento e independencia frente a los ideales de la burguesía, por su resignación para con aquel extremo aislamiento…Quisiera o vencer dentro de sí al lobo y vivir enteramente como hombre o, por el contrario, renunciar al hombre y vivir, al menos, como lobo, una vida uniforme, sin desgarramientos. Probablemente no ha observado nunca con atención a un lobo auténtico; hubiese visto entonces quizá que tampoco los animales tienen un alma unitaria, que también en ellos, detrás de la bella y austera forma del cuerpo… No, con la « ¡Vuelta a la naturaleza!» va siempre el hombre por un falso camino, lleno de penalidades y sin esperanzas. Harry no puede volver a convertirse enteramente en lobo, y silo pudiera, vería que tampoco el lobo es a su vez nada sencillo y originario, sino algo ya muy complicado y complejo. También el lobo tiene dos y más de dos almas dentro de su pecho de lobo, y quien desea ser un lobo incurre en el mismo olvido que el hombre de aquella canción: « ¡Feliz quien volviera a ser niño!» El hombre simpático, pero sentimental, que canta la canción del niño dichoso, quisiera volver también a la naturaleza, a la inocencia, a los principios, y ha olvidado por completo que los niños no son felices en absoluto, que son capaces de muchos conflictos, de muchas desarmonías, de todos los sufrimientos.
Hacia atrás no conduce, en suma, ninguna senda, ni hacia el lobo ni hacia el niño. En el principio de las cosas no hay sencillez ni inocencia; todo lo creado, hasta lo que parece más simple, es ya culpable, es ya complejo, ha sido arrojado al sucio torbellino del desarrollo y no puede ya, no puede nunca más nadar contra corriente. El camino hacia la inocencia, hacia lo increado, hacia Dios, no va para atrás, sino hacia delante; no hacia el lobo o el niño, sino cada vez más hacia la culpa, cada vez más hondamente dentro de la encarnación humana. Tampoco con el suicidio, pobre lobo estepario, se te saca de apuro realmente; tienes que recorrer el camino más largo, más penoso y más difícil de la humana encarnación; habrás de multiplicar todavía con frecuencia tu duplicidad; tendrás que complicar aún más tu complicación. En lugar de estrechar tu mundo, de simplificar tu alma, tendrás que acoger cada vez más mundo, tendrás que acoger a la postre al mundo entero en tu alma dolorosamente ensanchada, para llegar acaso algún día al fin, al descanso. Por este camino marcharon Buda y todos los grandes hombres, unos a sabiendas, otros inconscientemente, mientras la aventura les salía bien. Nacimiento significa desunión del todo, significa limitación, apartamiento de Dios, penosa reencarnación. Vuelta al todo, anulación de la dolorosa individualidad, llegar a ser Dios quiere decir: haber ensanchado tanto el alma que pueda volver a comprender nuevamente al todo.
…Que hombres de tales posibilidades salgan del paso con lobos esteparios y «hay viviendo dos almas en mi pecho», es tan extraño y entristecedor como que muestren con frecuencia aquella afición cobarde a lo burgués. Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el common sense, la democracia y la educación burguesa. Sólo por cobardía sigue viviendo en él, y cuando sus dimensiones lo oprimen, cuando la angosta celda de burgués le resulta demasiado estrecha, entonces se lo apunta a la cuenta del «lobo» y no quiere enterarse de que a veces el lobo es su parte mejor. A todo lo fiero dentro de silo llama lobo y lo tiene por malo, por peligroso, por terror de los burgueses; pero él, que cree, sin embargo, ser un artista y tener sentidos delicados, no es capaz de ver que fuera del lobo, detrás del lobo, viven otras muchas cosas en su interior; que no es lobo todo lo que muerde; que allí habitan además zorro, dragón, tigre, mono y ave del paraíso. Y que todo este mundo, este completo edén de miles de seres, terribles y lindos, grandes y pequeños, fuertes y delicados, es ahogado y apresado por el mito del lobo, lo mismo que el verdadero hombre que hay en él es ahogado y preso por la apariencia de hombre, por el burgués.

martes, mayo 09, 2006

QUERIDO CABEZA RAPADA


Tomado de una página suelta de Internet
Yo escribirte con palabras fáciles, para que tú poder comprender. Yo leer en periódico que tú ser "bestia", pero yo no creer, yo creer que tú ser ignorante e ignorancia ser grande problema para todos, también para mí. Porque ignorante ser persona débil y persona débil tener miedo y el que tener miedo ser persona que hacerse mala y agresiva y hacer bonk con bastón sobre persona de hombre pobre.
Yo querer decir esto. Si tú pegar un hombre pobre, tú no demostrar tu fuerza, tú demostrar tu debilidad y tu estupidez porque cabeza rota no resolver tu problema. Tu violencia ser tu impotencia.
Tu problema ser que tú vivir frecuentemente en suburbio de mierda o barrio de clase trabajadora, sin trabajo o con trabajo de mierda. Tu problema ser que tú ser última rueda del carro. Y por eso tú querer volverte fuerte y tú tener razón. Pero nadie se vuelve fuerte pegando(cuarenta contra dos) a dos personas. Si tú querer ser fuerte tú deber rebelarte contra tu debilidad.
Tú deber pensar. En tu cráneo afeitado haber cerebro. Tu cerebro necesita alimento, como tu estómago. Tú entonces intentar hablar, leer y preguntarte por qué tener vida de mierda. Esto es cultura y cultura ser la única fuerza para mejorar a las personas.
Yo saber que leer ser muy cansado. Pensar ser aún más cansado. Mucho más cansado que gritar "negro de mierda", "sucio judío", "cerdo rojo" o "guarro anarquista". Gritar gilipolleces ser muy fácil. Todos ser capaces de insultar y odiar. Tú tener un grave problema, una enfermedad mental: tú no soportar a los que son diferentes a ti, a los que piensan diferente. Tú necesitar "crear" enemigos para poder afirmar tu pobre personalidad.
A mí no importar nada si tú afeitar cráneo o llevar botas militares; por mí tú poder ponerte alcachofa de sombrero y tatuar tus nalgas. A mí importar que tú respetar a ti mismo, tu cerebro y tu dignidad, así tal vez aprender también a respetar a otras personas.
Por ejemplo: si tu gritar "sucio judío", tú deber saber por lo menos que es ser judío. Y si tú saber que es ser judío, tú preguntarte qué tal si quemasen en hornos a tu padre, tu madre, tus hermanos, tus amigos, a ti mismo. Si tú empezar a hacer preguntas, tú empezar a vencer. Preguntar ser como llave de coche: basta con una para encender el motor y llegar lejos.
Yo muy preocupado por ti (y también por las cabezas de los que quieres pegar). Yo preocupado porque el Poder, cuando ver personas ignorantes y malas, hace dos cosas: meterte en la cárcel (y la cárcel ser como inmenso bonk sobre tu cabeza) o bien servirse de ti como esclavo, mandarte pegar, torturar y quemar a otros, mientras la clase dirigente vive en buena casa, con buen coche y muchos lujos. ¿Tú querer ser libre? Mantén tu cráneo afeitado pero aprende a respetar a los demás y a amar tu cerebro. La fuerza y el poder habitar ahí: dentro de coco, no sobre coco.
¡Ah! Y el fascismo, el racismo y la xenofobia tíralos a las cloacas."

lunes, mayo 08, 2006

LUZ A TODOS LOS SERES EN EL DÍA DEL LOTO BLANCO


...A 115 AÑOS DE LA PARTIDA FÍSICA DE MADAME HELENA PETROVNA BLAVATSKY
"Esta tierra... no es sino el sombrío vestíbulo por el cual uno se encamina al crepúsculo que precede al valle de la luz verdadera; luz que ningún viento puede extinguir; luz que arde sin pabilo ni combustible".
La voz del Silencio, HPB

martes, mayo 02, 2006

LO PRIMERO


"Primero debemos crear cordura, no un plan para un nuevo gobierno o para un así llamado gobierno bueno; y, para estar cuerdos, debemos saber LO QUE SOMOS".
Krishnamurti

LA APARIENCIA...

... Es el opio de las masas
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