viernes, febrero 08, 2008

"Todo nuestro proceso consciente del vivir se basa en el pasado, y la mayoría de nosotros vive en los niveles de conciencia que corresponden a la mente superficial. Ahí estamos activos, ahí es donde tenemos nuestros problemas, las innumerables disputas, las actividades cotidianas; y con eso estamos satisfechos. Pero lo que está en la superficie, lo poco que se muestra no es, por cierto, el contenido total de la conciencia. Para comprender la totalidad de ese contenido, la mente superficial debe estar quieta, así sea por unos pocos minutos, aun por unos pocos segundos. Entonces es posible recibir lo desconocido".
Krishnamurti

jueves, febrero 07, 2008

Cerebro en blanco

Alguien me dijo que debería hacer algo productivo con mi vida.
No le llego a los uñeros a John Lennon, pero se me vino a la mente su Watching the wheels (tampoco John Lennon le llega a los uñeros a los taoístas, en parte, porque los taoístas no tienen uñeros porque ellos no son sus uñas).
Lennon en chiquito, o Taoísta Microscópico, temeroso, se preguntó: “okay: escribo y recreo situaciones en el papel; pero, ¿he hecho alguna vez algo productivo?”.
Luego de hacer la pregunta, esperó aterrado a que los ecos le lanzaran una piedra para romperle el sólido cráneo de su cabeza dura.
Lo más terrible que puede suceder a mentes que buscan conjuros para cuestionamientos que tocan los propósitos de vida, es ese silencio prolongado que se mueve helando espacios de cerebros en blanco.
Amor propio, auto-indulgencia. No sé; lo cierto es que ante una amenaza tal, la alternativa de Lennon en chiquito, o Taoísta Mínimo, fue buscar una justificación elegante.
Se dijo a sí mismo, sonando a Sanz o a Toyota: “no es lo mismo producir que crear, aunque sólo sea por cuestiones de personal: nadie es indispensable en las cadenas de producción, de ahí que los despidos no impidan el producto. En cambio, ¿existiría Watching the wheels si se hubiera despedido a Lennon de su obra, aun existiendo producción masiva de las guitarras y de los micrófonos que utilizó?”.
John Chiquito Lennon, o Taoísta Microscópico, estaba convencido: la creación se hace no por su utilidad, sino por su importancia, porque es importante que lo útil sea usado creativamente. Sólo así, de consumistas pasamos a humanos vivientes y a seres dignos del estado actual de nuestra evolución.
En sus pesadillas, John Chiquito Lennon sueña con voces reprobatorias que le dicen que debería hacer algo productivo con su vida.
Nuestro héroe es muy sensible a esas pesadillas. En ellas, los comentarios adquieren resonancias de castigo. Es un mundo en donde los hombres piden hombres para llevar y se los comen en platos desechables. ¿¡Quién no estaría aterrado!?

martes, febrero 05, 2008

Confesión

Con el asalto de mi comentario hiriente o malintencionado. Con el genocidio de mi diaria intención de exprimir a quienes no son “los míos” con el sano propósito de darles lo mejor a quienes sí lo son. Con el asesinato de no conocer al otro y por eso pretender que no tengo compromisos con él. Con la pica y pala de un oficinista cotorro, que se lava las manos en el “sólo sigo órdenes” que le dará para pagar las “políticas de empresa” de otra oficina. Con el revólver de mis negocios, bajo el lema de hombre de éxito, que interactúa con el mundo a través del aire acondicionado y de los vidrios polarizados de su auto.
Con la puya de mi ingenuo creer que la violencia siempre está afuera y soy su víctima. Con el simple suicidio de responder “¡La tuya!” al homicida que me pitó “¡La vieja!”. Con el sable de mi no contestar el “Buenas tardes” del cliente porque esa tontería no es parte del trabajo. Con el sabotaje de desconectar mi oficio y mis productos de mi relación con los otros: “consumidores” o “clientes” (tengo suficientes “míos” de qué ocuparme).
Con mis propios dientes, con los que de maneras ingeniosas, todas muy civilizadas, me como a los otros. Con mi lucha a toda costa por mantener mi posición. Con mi limpia, aséptica y antiséptica actitud de apoyo para que maten a todos los tatuados que caminan sobre la faz de la tierra (con el olvido de causas, o indiferencia por las mismas, con que suelo salpimentar esa actitud).
Con el soborno de mi humor taimado, con la indiferencia con que también a mí me han tratado en la semana, confieso que de lunes a sábado les arranco las mejores siembras a los corazones de los otros, y a sangre fría visito la iglesia los domingos, y en ella le pido a Dios que proteja a los míos, que detenga esta violencia insoportable de la cuál soy una víctima indefensa.
Tracker
Tracker