lunes, mayo 29, 2006

TRES... DE SCHOPENHAUER


1. El que en estas materias admira cualquier locura, en lugar de censurarla, acaba por imitarla.
2. Para mejor refrenar la fantasía, como lo recomendamos, no hay que permitirle evocar y representarse con viveza agravios, daños, pérdidas, ofensas, humillaciones, vejaciones, etc., sufridas en el pasado, porque con eso agitamos de nuevo la indignación, la cólera y tantas otras pasiones odiosas, por mucho tiempo aplacadas, que vuelven a infectar nuestra alma. Según una bella comparación del neoplatónico Proclo, así como se encuentra en cada ciudad, al lado de los nobles y de las personas distinguidas, el populacho más ínfimo "vulgar" [el hombre-masa, diría Ortega], asimismo, en todo hombre, aun en el más noble y el más elevado, se encuantra el elemento bajo y vulgar de la naturaleza bestial. Este populacho no debe ser excitado al tumulto; no hay que permitirle tampoco asomarse a las ventanas, porque su aspecto es muy feo.
3. Así como algunos objetos diminutos, poniéndolos muy cerca del ojo, acortan el campo de la visión y ocultan el mundo exterior, así también, los hombres y las cosas de nuestra vecindad más próxima, aun cuando fuesen los más insignificantes y los más indiferentes [no se sienta solo si en este punto piensa en los políticos nacionales y en el constante martilleo de los medios en torno a ellos], ocuparán a menudo nuestra atención y nuestros pensamientos más de lo conveniente, y alejarán ideas y asuntos importantes. Hay que reaccionar contra esta tendencia.
[los corchetes son míos]
Tracker
Tracker