TRAVESURAS DEL PENSAMIENTO NO ILUMINADO
Imagine que un hombre moderno hubiese sido Arjuna, puesto en medio de los ejércitos de los pandavas y kuravas. Imagine que, al igual que Arjuna, ese hombre también hubiera dicho al señor Krishna “¡No lucharé!” Hasta ahí, todo igual que en la historia. La diferencia es que cuando Krishna le hubiera preguntado al hombre moderno la razón por la que no lucharía, éste hubiese respondido algo así como: “Porque hace tan sólo un momento me abollaron mi cochecito, y no puedo ir a la lucha en un cochecito todo abollado, ¡mira cómo se ve de feo!; además no puedo dejar de pensar en ello, ¡con lo caro que me costó!”. Y Krishna le hubiera respondido: “Pero, Arjuna, si sólo es una pequeña abolladura, ¿qué importancia tiene ese pequeño rasponazo en comparación con la grandiosa lucha que te espera?”.
Pero el hombre moderno, encarnado en Arjuna, ni siquiera le prestaría atención, y comenzaría a rezar su letanía de condicionales: “ ¡Si me hubiera mantenido lejos de los cascos de ese maldito caballo! ¡Si no me hubieses llamado con tanta insistencia! ¡Si me hubiera venido en el coche viejo! ¡Si hubiera tomado otro camino! Lo peor es que no está asegurado mi carrito. ¡Qué dirán mis compañeros al verlo abollado! Se burlarán de mí. ¡Esto no pudo haber sucedido!, ¡me niego a aceptarlo!”.
Ya para ese momento el señor Krishna se habría separado del lado del Arjuna moderno, ahorrándose escuchar los gritos de victoria del ejército de los kuravas.
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