martes, enero 15, 2008

Antipatía y objeción

"Se hizo una muy buena pregunta acerca de si la antipatía y la objeción eran la misma cosa… Se puede tener antipatía a una persona pero no hay necesidad de hacerle cargos a dicha persona. Recuerdo que me ordenaron limpiar una pocilga de un puerco de 6 años y por cierto no me causó ninguna gracia. El hedor era espantoso. Advertí una cosa interesante: a condición de no poner reparos a mi tarea, no sentía ganas de vomitar. La tarea me disgustaba pero no le oponía objeción alguna. Noté entonces la diferencia entre objetar y desagradar. Ahora bien, muchas personas objetan todo. ¿Cuál es el resultado? Aumentan la Fuerza de Oposición. ¿Será su vida más fácil o más difícil si objetan a todo? Si objetan a todo su vida será cada vez más difícil. Ponen reparos al té, al café, a levantarse, a la gente que conocen, al estado del mundo, al estado del tiempo, al gobierno, a sus padres, etc. Verán en seguida que objetar es una forma de hacer cuentas interiores. Las gentes con fantasías descabelladas, las gentes que viven en sueños en los que bellas personas las visitan y les dicen que son príncipes y princesas, las gentes que se imaginan que nunca deberían estar en las viles circunstancias en que están, que nunca deberían haberse casado con la gente con quienes se casaron, que nunca deberían vivir en las casas donde viven, o tener las rentas que tienen, todas esas personas inevitablemente descontentas siempre objetan todo, siempre están haciendo cuentas interiores, y todas las cuentas internas, toda la consideración interna de este tipo, las hace que encuentren todo mal y que se sientan continuamente desdichadas hasta tal punto que, cuando se casen con gentes diferentes o tengan casas más amplias o rentas más cuantiosas, siempre objetarán por hábito a las mismas cosas …es preciso que recordemos que algo, o una persona, puede desagradarnos, pero que lo que hay que hacer en realidad es poner término a las objeciones. Si realizamos una tarea que no nos gusta pero no la objetamos, ganamos fuerza. Pero decir de una manera tonta que le gusta una tarea tal como la de limpiar la pocilga de un cerdo de 6 años, es ridículo. Sin embargo, si puede detener sus objeciones, lo cual es puramente una cuestión psicológica, hallará que el resultado es enteramente diferente y es probable que no le pidan hacerlo otra vez…
"No se nos pide simpatizar los unos con los otros, sino detener la antipatía. El resultado es que si detenemos todas las objeciones mecánicas podremos incluir a las otras gentes en nuestra vida".
Maurice Nicoll
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