jueves, noviembre 09, 2006

Carta de un Mahatma


...Por lo que se refiere a la naturaleza humana en general, es la misma ahora que era hace un millón de años: prejuicios basados en el egoísmo; mala disposición en general para renunciar al orden establecido de las cosas en favor de nuevos modos de vida y de pensamiento -y el estudio oculto exige todo esto y mucho más-, el orgullo y la obstinada resistencia a la Verdad, si ésta transtorna sus conceptos establecidos de las cosas -ésas son las características de su época-... ¿Cuál sería, pues, el resultado de los más asombrosos fenómenos, suponiendo que consintiéramos que se produjeran?... Su observación constante es que no puede esperarse que uno crea, a menos que no lo haya visto con sus propios ojos. ¿Bastaría todo el curso de la vida de un hombre para satisfacer la curiosidad de todos los escépticos del mundo?... Pero nosotros conocemos un poco la naturaleza humana porque nos lo ha enseñado la experiencia de muchos siglos -incluso milenios-. Y sabemos que mientras la ciencia tengo algo que aprender, y mientras anide en el corazón de las multitudes una sombra de dogmatismo religioso, los prejuicios del mundo tienen que ser vencidos paso a paso y no de golpe... La ciencia, emancipada, volvió desdeñosamente la espalda a la opinión de Copérnico que restablecía las teorías de Aristarco de Samos -el cual afirmaba que "la tierra se mueve en círculo alrededor de su propio centro", años antes de que la Iglesia tratara de sacrificar a Galileo en holocausto a la Biblia... Recuerde que no fue más que una mujer histérica la que pretendía haber estado presente en la supuesta ascensión, y que el fenómeno nunca ha sido corroborado con una repetición del hecho. Sin embargo, durante casi 2,000 años, una ingente cantidad de personas han depositado su fe en el testimonio de una única mujer, y ella no era demasiado fiable.
de: carta de Mahatma Koot Hoomi a A. P. Sinnett. Octubre de 1880.
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