lunes, noviembre 06, 2006

Lo que no depende de ti


Que pensamientos y razonamientos como: “Permaneceré despreciado; jamás seré alguien en el mundo”; no te preocupen nunca. Pues si el desprecio es un mal, tú no puedes estar en el mal por medio ajeno, no más que en lo feo. ¿Depende de ti ser nombrado en un puesto prestigioso? ¿Depende de ti ser invitado a una fiesta? En absoluto. ¿Como puede entonces ser esto un desprecio y un deshonor para ti? ¿Cómo puede ser que no seas alguien en el mundo, tú, que no puedes ser más que de lo que de ti depende, y de lo que tú puedes responder con la mayor consideración? “Pero no tendré recursos para proteger a los míos...” ¿Qué significa, “tener recursos”? ¿Que tú no les darás dinero? ¿Qué no les invitarás a pasar vacaciones contigo? ¿Quién te ha dicho que estas cosas son del número de aquellas que están en nuestro poder, y que no le pertenecen más que a nosotros? ¿Y quién puede dar a los otros, lo que no puede darse a sí mismo?.
“Adquiere bienes, dirán, para que nosotros los tengamos” Si puedo adquirir, sin perder el pudor, la modestia, la fidelidad, la magnanimidad, muéstrame el camino que hay que tomar para ser rico, y lo seguiré. Pero si quieres que yo pierda mis verdaderos bienes a fin de adquirir falsos, mira por ti mismo cuán desigual tienes la balanza y hasta qué punto eres ingrato y desconsiderado. ¿Qué es lo que más amas: el dinero, o un amigo sabio y fiel? ¡Ah! Ayúdame entonces a adquirir virtudes, y no exijas que haga cosas que me harían perderme.
“Pero, dirás aún, mi ciudad no tendrá de mí, mis servicios”. ¿Cuáles servicios? ¿No recibirá acaso tus dones? “¡No tendrá de mí, un nuevo hospital!” ¿Y qué con eso?. Basta con que cada uno en su estado haga lo suyo. Pero si, por tu ejemplo, tú das a tu ciudad otro habitante sabio, modesto y fiel, ¿no le prestarás acaso servicio? En verdad le darás uno, y uno muy grande; no le serás entonces inútil. “¿Qué puesto, dices, tendré en la ciudad? Aquel que puedas obtener conservándote fiel y modesto. Pero sí, queriéndola servir, pierdes tus virtudes, ¿qué servicio le brindarás cuando te vuelvas imprudente y desvergonzado?
Manual de Epícteto
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