lunes, junio 30, 2008


Hui-k'o pidió a Bodhidharma una y otra vez que lo instruyera, pero siempre era rechazado. Sin embargo, continuó sentado meditando fuera de la caverna esperando pacientemente en la nieve con la esperanza de que Bodhidharma por último cediera. Desesperado, al final se cortó su brazo izquierdo y se lo presentó a Bodhidharma como testimonio de su angustiada sinceridad. Entonces Bodhidharma por fin le preguntó qué quería.
-No tengo paz en mi espíritu -dijo Hui k'o-. Te ruego que lo pacifiques.
-Trae tu espíritu aquí y ponlo ante mí -replicó Bodhidharma- y te lo apaciguaré.
-Pero cuando busco mi espíritu no lo encuentro -dijo Hui- k'o.
-Ahí tienes -replicó en seguida Bodhidharma-. Ya he apaciguado tu espíritu.
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