domingo, noviembre 04, 2007

La Pregunta


John Bennett:

Supongamos que una corporación, con un personal científico y técnico altamente cualificado, se apodera de una máquina hecha por un competidor, tan nueva que nadie ha visto hasta entonces nada que se le parezca. Se la entregan a los técnicos para su estudio y, pasado un tiempo, estos dicen a la dirección de la empresa que han descubierto cómo funciona. La pregunta lógica puede ser: “Bien, pero ¿para qué sirve?”. Los técnicos contestan que no se les ha ocurrido esta pregunta y que no pueden contestarla mientras no conozcan los planes del competidor. La dirección puede replicar que es inútil saber cómo trabaja la máquina si no se sabe para qué sirve.

La ciencia moderna está en esta situación. Está avanzando en el proceso de descubrir cómo funciona el universo, pero ni siquiera se ha preguntado para qué está. Si el universo nos resulta demasiado extenso para considerarlo en su totalidad, podemos pensar en estudiar el sistema solar .... ¿Quién se pregunta para qué sirve esta importante pieza mecánica? El mismo hombre es otra máquina construida perfectamente, más próxima a nosotros que cualquier otra. ¿Nos preguntamos nosotros mismos para qué sirve este ingenioso aparato?

Hombres y sociedades, científicos y no científicos, intentan correr el velo que oculta el futuro. Todos estamos de acuerdo en que la humanidad está en una seria crisis y hasta se llega a dudar de que pueda sobrevivir. En todos estos estudios, es difícil ver por algún sitio que alguien se dé cuenta de que la primera pregunta a plantear es si la existencia de la Tierra y de la humanidad, que la ocupa, sirve para alguna finalidad útil o no. Es raro, porque estamos haciendo constantemente esta pregunta para entidades secundarias, como organizaciones humanas, y actividades similares. Sin duda, nos encontramos satisfechos de nuestra actitud utilitarista y estamos dispuestos a despreciar y rechazar cualquier cosa que no tenga una finalidad útil, y nos sentimos orgullosos de la capacidad del hombre para convertir los recursos naturales en algo útil.

La vida de la Tierra es increíblemente compleja. Es un mecanismo tan ingenioso por su capacidad (no sólo para su propio mantenimiento, sino para evolucionar a estados más complejos), que es verdaderamente asombroso que nadie se haya preguntado para qué sirve. ¿Cuál es el sentido y el significado de la vida en la Tierra en general y de la vida humana en particular?

Esta podría ser una pregunta lógica y natural, pero, cuando nos preguntamos por qué no se le ocurre a toda persona que piensa, entramos en lo más profundo de nuestra situación humana. Estamos tan enfrascados en nuestros problemas objetivos que no nos paramos a reflexionar en una pregunta objetiva: ¿Para qué existo?

Haciendo un mundo nuevo
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