miércoles, agosto 16, 2006

E OJO DE PRAJNA Y NAGARJUNA

Llega el momento en que se comprende claramente que todos nuestros actos intencionales (deseos, ideales, estratagemas) son vanos. En todo el universo, por dentro y por fuera, no hay nada a que podamos aferrarnos ni nadie que pueda aferrarse a nada. Esto ha sido descubierto por la clara conciencia de todo lo que parecía ofrecer una solución o constituir una realidad estable, mediante la sabiduría intuitiva llamada prajna, que percibe íntimamente el carácter relacional de todas las cosas. El "ojo de prajna" ve la situación humana tal como es: un apagar la sed con agua salada, un agarrar objetos que el rápido correr del tiempo torna tan insubstanciales como la niebla. Hasta aquel que persigue, que ve, sabe y desea, el sujeto íntimo, existe sólo en relación con los efímeros objetos de su búsqueda. Percibe que la mano con que apresa el mundo es un nudo corredizo en torno de su propio cuello, y que apresa y mata la propia vida que tanto desea alcanzar. Y no hay salida, no hay modo de soltarse, que uno pueda adoptar mediante un esfuerzo, por una decisión de la voluntad... Pero, ¿quién es el que quiere salir?
Hay un momento en el que esta conciencia de la ineludible trampa en la que somos al mismo tiempo el trampero y el atrapado llega a su límite. Casi podría decirse que "madura" y que de repente ocurre lo que el Lankavatara Sutra llama "un giro en el más profundo asiento de la conciencia". En este momento desaparece toda sensación de opresión y el capullo que el gusano había tejido en torno suyo se abre para dejarlo salir alado como una mariposa. Esa peculiar ansiedad, que Kierkegaard ha visto muy bien como característica radical del alma del hombre común, ya no existe. Ya no hacen falta planes, ideales, ambiciones y autoapaciguamientos porque ahora es posible vivir espontáneamente sin tratar de ser espontáneo. En realidad no hay alternativa, porque ahora se advierte que nunca hubo ningún yo que pudiera controlar al yo.
Reducido a sus términos esenciales, tal es el proceso interno que el Sunyavada trata de poner en movimiento con su filosofía de la negación total. Así, la mayor parte de la obra de Nagarjuna consistió en una refutación lógica y sistemática de toda posición filosófica de la India de su tiempo. Admitiendo que su objeto es una experiencia interna, los estudiosos occidentales siempre han tenido dificultad en comprender cómo un punto de vista tan puramente negativo podría tener consecuencias creadoras. Hay que repetir, por tanto, que las negaciones se aplican a nuestras ideas acerca de la realidad, no a la realidad misma. El contenido positivo y creador del Sunyavada no está en la filosofía misma sino en la nueva visión de la realidad que se revela cuando ha cumplido su tarea, y Nagarjuna no echa a perder esta visión tratando de describirla.
El camino del Zen
Tracker
Tracker