viernes, junio 23, 2006

ANTE EL VELO


¿Qué nos dicen los hechos?
Por una parte, un clero materializado, dogmático y con demasiada frecuencia corrompido; una hueste de sectas y tres grandes religiones en guerra; discordia en lugar de unión; dogmas sin pruebas; predicadores efectistas; sed de placeres y riquezas en feligreses solapados e hipócritas por exigencias de la respetabilidad. Ésta es la regla del día; la sinceridad y verdadera piedad, la excepción. Por otra parte, hipótesis científicas edificadas sobre arena; ni en la más sencilla cuestión, acuerdo; rencorosas querellas y envidias; impulso general hacia el materialismo; lucha a muerte entre la ciencia y la teología por la infalibilidad: “Un conflicto de épocas.”
En Roma, que a sí propia se llama centro de la cristiandad, el putativo sucesor de Pedro mina el orden social con su invisible pero omnipotente red de astutos agentes, y les incita a revolucionar la Europa en favor de su supremacía espiritual y temporal […]
Entre estos dos titanes en lucha, ciencia y teología, hay una muchedumbre extraviada que pierde rápidamente la fe en la inmortalidad del hombre y en la Divinidad, y que aceleradamente desciende al nivel de la existencia animal. ¡Tal es el cuadro actual iluminado por la meridiana luz de esta era cristiana y científica!
¿Fuera de estricta justicia condenar a lapidación crítica al más humilde y modesto autor, por rechazar enteramente la autoridad de ambos combatientes? ¿No deberíamos más bien tomar como verdadero aforismo de este siglo, la declaración de Horacio Greeley: “No acepto sin reserva la opinión de ningún hombre, vivo o muerto”?
Suceda lo que suceda, ésta será nuestra divisa, y tomaremos este principio por lema y guía constante en la presente obra.
Helena Petrovna Blavatsky
Isis sin velo, Tomo I
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