viernes, agosto 31, 2007

Paño de lágrimas.

Si ya se ha comprobado científicamente que el estar expuestos a una serie de impresiones, ya sean éstas de naturaleza positiva o negativa, tiene nun efecto directo en la manera como nos sentimos y nos comportamos a corto plazo (y un efecto medible a nivel del funcionamiento cerebral, activando, según sea la naturaleza de las impresiones, algunas partes específicas del órgano), no veo la razón de exponernos voluntariamente a un bombardeo de negatividades de toda clase, como el que se suele encontrar, por ejemplo, en gran parte de la literatura contemporánea, muchas veces ensalsada desproporcionadamente, y sin, al menos, el postrero beneficio de alguna moraleja o enseñanza.
Efectivamente, el experimento de predisposición del psicólogo John Bargh, y muchas variaciones de otros de sus colegas, ha demostrado que luego de exponer a las personas a una serie de palabras revueltas en las que predominan términos negativos de cualquier índole, se modifica sustancialmente el comportamiento y el estado de animo inmediatos de los participantes. (Véase "Inteligencia Intuitiva", de Malcolm Gladwell).
Por supuesto que para quienes aún no somos capaces de desligar nuestras respuestas emocionales (volviéndolas voluntarias), de la naturaleza de las impresiones, nos resultaría mucho muy aconsejable rehuir, al menos de momento, a todas las impresiones negativas sobre las que podemos elegir si recibirlas o no. Es una cuestión de higiene mental; aquello de lo que nos alimentamos mentalmente tiene una consecuencia directa y precisa en nuestro estado de ánimo, así como aquéllo de lo que nos alimentamos físicamente tiene una consecuencia directa y precisa en nuestra salud física y energética.
Esto significa: escoger mejor las lecturas, los programas de tele, la música, los comentarios, los ambientes...
Como muy bien nos dijo alguien en una reunión: "¿para qué voy a llenarme de la chuquedad psicológica de alguien más, si tengo suficiente con lo que hay en el ambiente y con la propia, y si puedo optar por no hacerlo?
¡Pero somos tan masoquistas!

domingo, agosto 26, 2007

Hombres de hombres ... mundos de mundos


Otro planteamiento interesante. Como siempre, no para polemizar ni para tomarlo como dogma, sino para hacer pensar, compartir e intentar comprender un poco más -estudiando otros puntos de vista no tradicionales- el mundo que nos rodea y el mundo que llevamos dentro; de otra manera no tendría sentido: sería como cambiar hierro por plomo:

"El lenguaje que permite la comprensión se basa sobre el conocimiento de la relación del objeto examinado con su posible evolución, sobre el conocimiento de su lugar en la escala evolutiva.
"Con este fin un gran número de nuestras ideas habituales están divididas de acuerdo a las etapas de esta evolución.
"Una vez más, tomemos la idea del hombre. En el lenguaje del que hablo, en lugar de la palabra «hombre» se usan siete palabras que son: hombre Nº 1, hombre Nº 2, hombre Nº 3, hombre Nº 4, hombre Nº 5, hombre Nº 6 y hombre Nº 7. Con estas siete ideas, estaremos en condiciones de comprendernos cuando hablemos del hombre.
"El hombre Nº 7 ha llegado al más completo desarrollo que le es posible al hombre, y posee todo lo que el hombre puede poseer, sobre todo la voluntad, la conciencia, un «Yo» permanente e inmutable, la individualidad, la inmortalidad, y muchas otras propiedades que, en nuestra ceguera y nuestra ignorancia, nos atribuimos. Sólo podemos comprender hasta cierto grado al hombre N9 7 y a sus propiedades, así como a las etapas graduales por las cuales podemos acercarnos a él, es decir, el proceso del desarrollo que nos es posible.
"El hombre No 6 sigue de cerca al hombre Nº 7. No difiere de él sino porque algunas de sus propiedades todavía no han llegado a ser permanentes.
"El hombre Nº 5 es también para nosotros un tipo inaccesible de hombre, pues ha alcanzado la unidad.
"El hombre Nº 4 es un grado intermedio; hablaré de él más adelante.
"Los hombres números 1, 2 y 3 constituyen la humanidad mecánica: permanecen en el nivel en que han nacido. El hombre Nº 1 tiene el centro de gravedad de su vida psíquica en el centro motor. Es el hombre del cuerpo físico en el cual las funciones del instinto y del movimiento siempre predominan sobre las funciones del sentimiento y del pensar.
"El hombre Nº 2 está en el mismo nivel de desarrollo, pero el centro de gravedad de su vida psíquica está en el centro emocional; es entonces aquel hombre en quien las funciones emocionales predominan sobre todas las otras, es el hombre del sentimiento, el hombre emocional.
"El hombre Nº 3 también está en el mismo nivel de desarrollo, pero el centro de gravedad de su vida psíquica se encuentra en el centro intelectual, en otras palabras es un hombre en quien las funciones intelectuales predominan sobre las funciones emocionales, instintivas y motrices; es el hombre racional, que tiene una teoría para todo lo que hace, que parte siempre de consideraciones mentales.
"Cada hombre nace como hombre Nº 1, Nº 2 o Nº 3.
"El hombre Nº 4 no nace como tal. Nace como 1, 2 ó 3, y no llega a ser 4 sino como consecuencia de esfuerzos de carácter muy definido. El hombre Nº 4 es siempre producto de un trabajo de escuela. No puede nacer como tal, ni desarrollarse accidentalmente; las influencias ordinarias de la educación, de la cultura, etc., no pueden producir un hombre Nº 4. Su nivel es superior al del hombre Nº 1, 2 ó 3; tiene un centro de gravedad permanente que está hecho de sus ideas, de su apreciación del trabajo y de su relación a la escuela. Además, sus centros psíquicos ya han comenzado a equilibrarse; en él, un centro ya no puede tener preponderancia sobre los otros, como es el caso de los hombres de las tres primeras categorías. El hombre Nº 4 ya comienza a conocerse, comienza a saber hacia dónde va.
"El hombre Nº 5 ya es el producto de una cristalización; ya no puede cambiar continuamente como el hombre Nº 1, 2 y 3. Pero se debe tener en cuenta que el hombre Nº 5 puede ser tanto el resultado de un trabajo justo como el resultado de un trabajo equivocado. Puede haber llegado a ser Nº 5 después de haber sido No 4, y puede haber llegado a ser Nº 5 sin haber sido Nº 4. En este caso, no podrá seguir desarrollándose, no podrá llegar a ser Nº 6 y Nº 7. Para llegar a ser Nº 6, primero tendrá que volver a fundir completamente su esencia ya cristalizada, tendrá que perder intencionalmente su ser de hombre Nº 5. Pero esto no puede llevarse a cabo sino a través de sufrimientos terribles. Felizmente, tales casos de desarrollo equivocado son muy poco frecuentes.
"La división del hombre en siete categorías permite darse cuenta de miles de particularidades que no pueden ser comprendidas de otra manera. Esta división es una primera aplicación al hombre del concepto de la relatividad. Cosas aparentemente idénticas pueden ser completamente diferentes, según la categoría de hombres de donde realmente surgen, o en función de la cual se las encara.
"Según este concepto, todas las manifestaciones interiores y exteriores del hombre, todo lo que le es propio, todas sus creaciones, están igualmente divididas en siete categorías.
"Por lo tanto, ahora podemos decir que hay un saber Nº 1, basado en la imitación, los instintos, o aprendido de memoria, machacado, ejercitado repetidas veces. El hombre Nº 1, si es un hombre Nº 1 en todo el sentido de la palabra, adquiere todo su saber como un mono o como un loro.
"El saber del hombre Nº 2 es simplemente el saber de lo que a él le gusta. El hombre Nº 2 no quiere saber nada de lo que no le gusta. Siempre y en todo, quiere algo que le agrade. O bien, si es un enfermo, por el contrario es atraído por todo lo que le desagrada, está fascinado por sus propias repugnancias, por todo lo que provoca en él horror, espanto y náusea.
"El saber del hombre Nº 3 es un saber basado en un pensar subjetivamente lógico, en palabras, en una comprensión literal. Es el saber del ratón de biblioteca, de los escolásticos. Por ejemplo, son hombres N9 3 los que han contado cuántas veces se repite cada letra del alfabeto árabe en el Corán y han basado en esto todo un sistema de interpretación.
"El saber del hombre Nº 4 es de una especie totalmente diferente. Es un saber que viene del hombre Nº 5, quien lo ha recibido del hombre N9 6, el cual a su vez lo ha recibido del hombre Nº 7. Sin embargo, es innecesario decir que el hombre Nº 4 asimila sólo el conocimiento de lo que corresponde a sus poderes. Pero en comparación con el saber del hombre Nº 1, 2 y 3, el saber del hombre Nº 4 ha comenzado a liberarse de los elementos subjetivos. El hombre Nº 4 está en camino hacia el saber objetivo.
"El saber del hombre Nº 5 es un saber total e indivisible. El hombre Nº 5 posee ahora un Yo indivisible, y todo su conocimiento pertenece a este Yo. Ya no puede tener un «yo» que sepa algo, sin que otro «yo» no esté informado. Lo que sabe lo sabe con la totalidad de su ser. Su saber está más cercano al saber objetivo que el del hombre Nº 4.
"El saber del hombre Nº 6 representa la totalidad del saber accesible al hombre; pero aún puede ser perdido.
"El saber del hombre Nº 7 es completamente suyo y ya no se le puede quitar; es el saber objetivo y enteramente práctico de Todo.
"Con el ser pasa exactamente lo mismo. Hay el ser del hombre Nº 1, es decir, de aquel que vive a través de sus instintos y de sus sensaciones; hay el ser del hombre Nº 2, que vive de sus sentimientos, de sus emociones; y el ser del hombre Nº 3, el hombre racional, el teórico, y así sucesivamente. Es así que se comprende por qué el saber nunca puede estar muy alejado del ser. Debido a su ser los hombres Nº 1, 2 y 3 no pueden poseer el saber de los hombres 4, 5 y niveles superiores. Cualquier cosa que se les dé lo interpretan a su modo, no sabrían hacerlo de otra manera sino rebajándolo a su propio nivel inferior.
"Se puede aplicar el mismo tipo de división en siete categorías a lodo lo que se refiere al hombre. Hay un arte Nº 1, que es el arte del hombre Nº 1, un arte de imitación, de simulacro o bien groseramente primitivo y sensual, como la música y las danzas de los pueblos salvajes. Hay un arte Nº 2, un arte de sentimiento; un arte Nº 3, que es intelectual, inventado; y debe haber un arte Nº 4, 5, etc...
"Exactamente de la misma manera, hay una religión del hombre Nº 1, es decir, una religión hecha de ritos, de formas exteriores, de sacrificios y de ceremonias brillantes, que a veces pueden ser de un esplendor imponente o por el contrario de un carácter lúgubre, salvaje, cruel, etc... Y hay una religión del hombre Nº 2: la religión de la fe, del amor, del fervor, de la adoración y del entusiasmo, que no tarda en transformarse en una religión de persecución, de opresión y de exterminio de los «herejes» o de los «paganos». Hay una religión del hombre Nº 3, intelectual y teórica, una religión de pruebas y argumentos, basada en razonamientos, interpretaciones y deducciones lógicas. En realidad las religiones Nº 1, 2 y 3 son las únicas que conocemos; todas las formas religiosas conocidas por nosotros pertenecen a una u otra de estas tres categorías. En cuanto a la religión de los hombres Nº 4, 5, 6 y 7, no la conocemos y no podemos conocerla mientras sigamos siendo lo que somos.
"Si en lugar de tomar la religión en general consideramos al Cristianismo, veremos que igualmente un Cristianismo Nº 1 es por así decirlo un paganismo bajo un nombre cristiano. El Cristianismo Nº 2 es una religión del sentimiento, algunas veces muy pura pero desprovista de fuerza, y otras veces sanguinaria y atroz, como la que condujo a la Inquisición y a las guerras religiosas. El Cristianismo Nº 3, ejemplos del cual nos ofrecen las diferentes formas de protestantismo, se basa en teorías, argumentos, en toda una dialéctica, etc... Luego hay un Cristianismo Nº 4, del cual los hombres Nº 1, 2 y 3 no tienen la menor idea.
"De hecho, el Cristianismo Nº 1, 2 y 3 no es sino una imitación exterior. Sólo el hombre Nº 4 se esfuerza por llegar a ser un Cristiano, y sólo el hombre Nº 5 puede ser realmente un Cristiano. Porque para ser un Cristiano, hay que tener el ser de un Cristiano, es decir vivir conforme a los preceptos de Cristo.
"Los hombres Nº 1, 2 y 3 no pueden vivir conforme a los preceptos de Cristo, porque para ellos todo «sucede». Hoy es una cosa, mañana es otra. Hoy están prontos a darle a un hombre su última camisa, y mañana a despedazarlo porque ha rehusado hacer lo mismo con ellos. Son arrastrados al azar del acontecer, van a la deriva. No son sus propios amos, y por consiguiente, aun si deciden ser Cristianos, no pueden serlo de verdad.
"La ciencia, la filosofía y todas las manifestaciones de la vida y .de la actividad humana se pueden dividir exactamente de la misma manera en siete categorías, pero el lenguaje ordinario de los hombres está muy lejos de tener en cuenta estas divisiones y debido a esto es tan difícil para ellos el comprenderse.
"Al analizar los diferentes sentidos subjetivos de la palabra «hombre», hemos visto cuan variados y contradictorios y sobre todo cuán velados e indiscernibles, aun para quien habla, son los sentidos y matices de sentidos — creados por asociaciones habituales — que pueden introducirse en una palabra.
"Tomemos otra palabra, «mundo», por ejemplo. Cada cual la comprende a su manera. Cada cual, al decir u oír la palabra «mundo», tiene sus asociaciones particulares, totalmente incomprensibles para otro. Cada «concepción del mundo», cada forma de pensar habitual, trae consigo sus propias asociaciones, sus propias ideas.
"Para un hombre cuya concepción del mundo sea religiosa, por ejemplo un cristiano, la palabra «mundo» llama de inmediato a toda una serie de ideas religiosas, y necesariamente se asocia a la idea de Dios, a la idea de la creación del mundo o del fin del mundo, de este mundo pecador y así sucesivamente.
"Para un adepto del Vedanta, el mundo será ante todo ilusión, «Maya».
"Un teósofo pensará en los diferentes «planos», físico, astral, mental, etc.
"Un espiritista pensará en el mundo del «más allá», en el mundo de los espíritus.
"Un físico mirará el mundo desde el punto de vista de la estructura de la materia; será un mundo de moléculas, de átomos, de electrones.
"Para el astrónomo, el mundo será un mundo de estrellas y de galaxias.
"Y esto no es todo... El mundo de los fenómenos y el del noúmeno, el mundo de la cuarta y otras dimensiones, el mundo del bien y del mal, el mundo material y el inmaterial, la relación de fuerzas entre las diversas naciones del mundo, la cuestión de si el hombre puede ser «salvado» en el mundo, etc., etc.
"Los hombres tienen miles de ideas diferentes sobre el mundo, pero les falta esta idea general que les permitiría comprenderse mutuamente y determinar de inmediato desde qué punto de vista se proponen mirar el mundo.
"Es imposible estudiar un sistema del universo sin estudiar al hombre. Al mismo tiempo, es imposible estudiar al hombre sin estudiar el universo. El hombre es una imagen del mundo. Ha sido creado por las mismas leyes que crearon el mundo entero. Si un hombre se conociera y se comprendiera a sí mismo, conocería y comprendería el mundo entero, todas las leyes que crean y que gobiernan el mundo. E inversamente, a través del estudio del mundo y de las leyes que lo gobiernan, aprendería y comprendería las leyes que lo gobiernan a él mismo. A este respecto, ciertas leyes se comprenden y asimilan más fácilmente por medio del estudio del mundo objetivo, y otras no pueden ser comprendidas sino por el estudio de sí. Por lo tanto, el estudio del mundo y el estudio del hombre se deben conducir paralelamente, uno ayudando al otro.

Fragmentos de una enseñanza desconocida
P. D. Ouspensky

jueves, agosto 23, 2007

SER CRISTIANO


¿Cómo llegar a ser un cristiano?
"Ante todo, es necesario comprender que un cristiano no es un hombre que se dice cristiano o que otros llaman cristiano. Un cristiano es un hombre que vive de acuerdo a los preceptos de Cristo. Tal cual somos no podemos ser cristianos. Para ser cristianos debemos ser capaces de «hacer». No podemos «hacer»; con nosotros todo «sucede». Cristo dice: «Amad a vuestros enemigos», pero ¿cómo amar a nuestros enemigos si ni siquiera podemos amar a nuestros amigos? Algunas veces «se ama», y algunas veces «no se ama». Tal como somos ni siquiera podemos aun realmente desear ser cristianos porque, nuevamente, algunas veces «se desea» y otras veces «no se desea». Un hombre no puede desear por mucho tiempo esta sola y misma cosa, porque de repente, en vez de desear ser cristiano, se acuerda de una alfombra muy hermosa, pero muy cara, que vio en una tienda. Y en vez de desear ser cristiano comienza a pensar en cómo comprar esa alfombra, olvidándose de todo lo que concierne al cristianismo. O si algún otro no cree que él sea un Cristiano maravilloso, estará dispuesto a comérselo vivo o a asarlo en una hoguera. Para ser cristiano hay que «ser». Ser significa: ser el amo de sí mismo. Si un hombre no es su propio amo, no tiene nada y no puede tener nada. Y no puede ser un cristiano. Es simplemente una máquina, un autómata. Una máquina no puede ser un cristiano:
Piénsenlo ustedes mismos: ¿es posible para un automóvil, una máquina de escribir o un gramófono ser cristianos? Estas son simplemente cosas sometidas a la ley del accidente. No son responsables. Son máquinas. Ser cristiano significa ser responsable. La responsabilidad llega más tarde, si un hombre, aunque parcialmente, deja de ser máquina y comienza de hecho, y no sólo de palabra, a desear ser cristiano.

Fragmentos de una enseñanza desconocida
P.D. Ouspensky

lunes, agosto 20, 2007

EL FUTURO


Hoy es lo que es porque ayer fue lo que fue, y si hoy es como ayer mañana será como hoy. Si ustedes quieren que mañana sea diferente deben hacer que hoy sea diferente. Si hoy no es sino una consecuencia de ayer, mañana a su vez no será sino una consecuencia de hoy. Y si alguien ha estudiado a fondo lo que ha sucedido ayer, antes de ayer, hace una semana, un año, diez años, puede entonces sin riesgos de error decir qué sucederá y qué no sucederá mañana. Pero hoy día no tenemos suficientes elementos a nuestra disposición como para discutir seriamente este problema. Lo que ocurre o lo que puede ocurrimos depende de una u otra de estas tres causas: el accidente, el destino o nuestra propia voluntad. Tal como somos nos encontramos casi completamente a merced del accidente. No podemos tener destino en el verdadero sentido de la palabra, así como no podemos tener voluntad. Si tuviésemos voluntad, por este solo hecho seríamos capaces de conocer el futuro. Porque nos sería posible el construir nuestro futuro, y hacerlo tal como lo queremos. Si tuviésemos un destino, podríamos también conocer el futuro porque el destino corresponde al tipo. Si se conoce el tipo entonces su destino también puede conocerse, es decir, a la vez su pasado y su futuro. Pero los accidentes siguen siendo imprevisibles. Hoy día un hombre es de una manera, mañana es diferente; hoy día le sucede una cosa, mañana otra.
—¿Pero no puede usted prever lo que nos va a suceder? preguntó uno. ¿No ve con anticipación los resultados que cada uno de nosotros conseguirá trabajando sobre sí, y si vale acaso la pena que uno emprenda este trabajo?
—Es imposible decirlo, dijo G. Sólo se puede predecir el futuro de hombres. El futuro no puede ser predicho para máquinas locas. Su dirección cambia en cada momento. En un momento dado una máquina de éstas va en una dirección, y ustedes pueden calcular a dónde puede llegar, pero cinco minutos más tarde ésta se precipita en una dirección completamente diferente y todos sus cálculos probarán ser falsos. Asimismo, antes de hablar de predecir el futuro es necesario saber de quién se trata. Si un hombre quiere prever su propio futuro, debe ante todo conocerse a sí mismo. En seguida verá si vale la pena conocer su futuro. En ocasiones tal vez le será preferible no conocerlo.
No vale la pena conocer el futuro sino cuando un hombre puede ser su propio amo.
"Hubo también una pregunta sobre la vida futura: ¿cómo crearla, cómo evitar la muerte final, cómo no morir?
"Para esto es indispensable «ser». Si un hombre cambia a cada instante, si no hay nada en él que pueda resistir a las influencias exteriores, esto quiere decir que nada en él puede resistir a la muerte. Pero si llega a ser independiente de las influencias exteriores, si aparece en él «algo» que pueda vivir por si mismo, este «algo» puede no morir.
FRAGMENTOS DE UNA ENSEÑANZA DESCONOCIDA
P. D. OUSPENSKY

domingo, agosto 19, 2007

ARTE y arte

Me dirán que soy un pesado, un aguafiestas, pero es que es tan cierto: existe un arte objetivo y uno subjetivo. Este es un fragmento de "Fragmentos de una enseñanza desconocida", de Ouspensky, en el que relata una conversación en torno al arte que sostuvo con Gurdjieff (G):

Por la misma época, en Moscú tuvimos varias conversaciones interesantes sobre el arte. Guardaban relación con el relato que había sido leído la primera noche que vi a G.
—Por el momento, dijo él, usted no comprende todavía que los hombres pueden pertenecer a niveles muy diferentes, sin tener el menor asomo de diferencia. Así como hay diferentes niveles de arte, también hay diferentes niveles de hombres. Pero hoy usted no ve que la diferencia entre estos niveles es mucho más grande de lo que supone. Usted coloca todo sobre un mismo plano, yuxtapone las cosas más diferentes, y se imagina que los diferentes niveles le son accesibles.
"Todo lo que usted llama arte no es sino reproducción mecánica, imitación de la naturaleza — cuando no es de otros «artistas» —, simple fantasía, hasta ensayos de originalidad: todo esto no es arte para mí. El arte verdadero es completamente distinto. En ciertas obras de arte, en particular en las obras más antiguas, uno queda fuertemente impresionado por muchas cosas que no se pueden explicar, y que no se encuentran en las obras de arte modernas. Pero como uno no comprende cuál es la diferencia, la olvida muy rápido y continúa englobando, o todo bajo la misma etiqueta. Y sin embargo, la diferencia entre su arte y el arte del que yo hablo es enorme. En su arte, todo es subjetivo —la percepción que tiene el artista de tal o cual sensación, las formas en las cuales trata de expresarla, y la percepción que tienen los demás de estas formas. Frente al mismo fenómeno, un artista puede sentir de cierta manera y otro artista de manera muy diferente. La misma puesta de sol puede provocar una sensación de alegría en uno, y de tristeza en el otro. Y pueden tratar de expresar la misma percepción por medio de métodos o formas sin relación entre sí; o bien, percepciones muy diversas bajo una misma forma — de acuerdo a la enseñanza que han recibido o en oposición a ella. Los espectadores, los oyentes o los lectores percibirán, no lo que el artista quiso comunicarles, ni lo que él sintió, sino lo que las formas en que expresó sus sensaciones, les harán experimentar por asociación. Todo es subjetivo y todo es accidental, es decir, basado en asociaciones — las impresiones accidentales del artista, su «creación» (acentuó la palabra "creación") y las percepciones de los espectadores, de los oyentes, o de los lectores.
"Por el contrario, en el arte verdadero no hay nada accidental. Todo es matemático. Todo puede ser calculado y previsto de antemano. El artista sabe y comprende el mensaje que quiere transmitir y su obra no puede producir cierta impresión en un hombre y otra totalmente diferente en otro; naturalmente, que a condición de tomar personas de un mismo nivel. Su obra producirá siempre, con certeza matemática, la misma impresión.
"Sin embargo, la misma obra de arte producirá efectos diferentes en hombres de diferentes niveles. Y jamás los de un nivel inferior sacarán tanto de ella como los de un nivel más elevado. Este es el arte verdadero, objetivo. Tome por ejemplo una obra científica, un libro de astronomía o de química. No puede ser comprendido de dos maneras: todo lector suficientemente preparado comprenderá lo que el autor ha querido decir y lo comprenderá precisamente en la forma en que al autor ha querido ser comprendido. Una obra de arte objetivo es exactamente similar a uno de estos libros, con la única diferencia de que ésta se dirige a la emoción del hombre y no a su cabeza.
—¿Existen en nuestros días obras de arte de este género? pregunté.
—Naturalmente que existen, respondió G. Una de ellas es la gran Esfinge de Egipto, lo mismo que ciertas obras arquitectónicas conocidas, ciertas estatuas de dioses y aún muchas otras cosas. Ciertas figuras de dioses o de héroes mitológicos pueden leerse como libros, no con el pensamiento, lo repito, sino con la emoción, siempre que ésta se halle suficientemente desarrollada. Durante nuestros viajes por el Asia Central, encontramos en el desierto, al pie del Hindu Kush, una curiosa escultura que de primera intención creímos representaba a un antiguo dios o a un demonio. Al principio no nos dio sino una impresión de extrañeza. Pero muy pronto comenzamos a sentir el contenido de esta figura: era un gran y complejo sistema cosmológico. Poco a poco, paso a paso, fuimos descifrando este sistema: estaba inscrito en su cuerpo, en sus piernas, en sus brazos, en su cabeza, en su cara, en sus ojos, en sus orejas y por todas partes. Nada había sido dejado al azar en esta estatua, nada estaba desprovisto de significación. Gradualmente, se aclaró para nosotros la intención de los hombres que la habían erigido. A partir de este momento pudimos sentir sus pensamientos, sus sentimientos. Entre nosotros algunos creían ver sus caras y oír sus voces. En todo caso, habíamos captado el sentido de lo que querían transmitirnos a través de miles de años, y no sólo este sentido sino todos los sentimientos y emociones conectados con él. Esto sí que era verdadero arte."
Me interesó muchísimo lo que G. había dicho sobre el arte. Su principio de división entre arte subjetivo y arte objetivo evocaba mucho para mí. No comprendía aún todo lo que ponía en sus palabras. Pero siempre había sentido en el arte ciertas divisiones y gradaciones que no podía llegar a definir ni a formular y que ninguna otra persona había formulado nunca. No obstante, yo sabía que estas divisiones y gradaciones existían. De tal modo que todas las discusiones sobre el arte que no las admitieran me parecían frases huecas, sin sentido e inútiles. Gracias a las indicaciones que G. me había dado de los diferentes niveles que no llegamos a ver ni a comprender, sentía que debía existir una vía de acceso a esta misma gradación que yo había sentido, pero que no había podido definir.
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